MAYORES Y ANCIANIDAD

ANCIANIDAD

La ancianidad, también llamada tercera edad, es la última etapa del desarrollo humano y si bien se caracteriza por un deterioro progresivo de las capacidades físicas y cognitivas, gracias a los avances médicos y la mejora de la calidad de vida, cada vez más se alcanza esta fase del desarrollo disfrutando de una condición física general muy satisfactoria, que puede equipararse al periodo de adultez tardía.

En general, aunque se observa una gran variabilidad, este período se caracteriza por la aceleración del proceso de envejecimiento (pérdida de masa ósea y muscular, disminución de la visión y la audición); y una tendencia al aislamiento social, bien sea como consecuencia de la aparición o evolución de enfermedades o por la reducción del círculo social causada por pérdidas de seres queridos.

Sin embargo, factores como la calidad de vida y los hábitos de salud, tanto física como emocional, adquiridos en etapas vitales previas pueden influir de forma positiva en esta fase. Un adulto saludable en términos físicos y emocionales afrontará la ancianidad con una mejor perspectiva, de allí que sea importante crear oportunamente las condiciones y hábitos para que así sea.

Las personas que afrontan mal esta etapa de la vida, caracterizada por la progresiva pérdida de facultades en general pueden experimentar mucha angustia si los pensamientos negativos se convierten en rumiativos. Pueden estar muy preocupados por el tiempo que les queda de vida, por no contraer enfermedades graves e incapacitantes, por considerarse una carga y no poder hacer las cosas que anteriormente hacían en su vida cotidiana de modo autónomo.

Terapia para mayores y muy mayores

Al igual que con los adultos, con los más mayores las sesiones en consulta también se desarrollan individualmente, pero si se estima oportuno, pueden proponerse sesiones con familiares o personas significativas.

Si la persona está afectada por un deterioro cognitivo significativo puede contribuir favorablemente al desarrollo de la terapia que los convivientes o personas significativas se impliquen en el proceso terapéutico.

En ocasiones una terapia individual puede derivar en terapia familiar, si la situación lo requiere y los miembros de la familia están de acuerdo.

Problemas a tratar

  • Trauma
  • Ansiedad
  • Depresión
  • Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC)
  • Fobias
  • Trastorno por estrés post-traumático (TEPT)
  • Insatisfacción con la vida
  • Adaptación a la jubilación
  • Déficit en habilidades de afrontamiento del envejecimiento
  • Duelo