El mejor momento para acudir a terapia o dar el paso de buscar ayuda es cuando sientes que lo necesitas. Pero tal vez pienses que estás muy mal porque las cosas no van como te gustaría, estás triste, harta o muy cansada y, sin embargo, tal vez no necesites terapia. Es posible que tras una conversación con una profesional de la psicología puedas averiguarlo. Es similar a lo que sucede cuando acudimos al médico con mucha preocupación por un síntoma y nos tranquiliza ofreciéndonos una explicación de lo que nos pasa.
En ocasiones se observa cierta tendencia a patologizar procesos naturales, como por ejemplo el embarazo o a preocuparnos en exceso por cosas que realmente no suponen un hándicap en nuestra vida cotidiana. Una psicóloga te ayudará a dilucidar entre lo que podría contribuir a mejorar tu calidad de vida y a decidir cuál es la mejor opción.
Es importante saber que no todas las psicólogas procedemos del mismo modo. Todas tenemos en común una formación básica que nos acredita como profesionales, somos licenciadas o graduadas en Psicología, pero a partir de ahí, hay diferentes escuelas a las que cada una nos adscribimos en función de criterios personales, considerando de qué manera vamos a poder ayudar mejor a las personas que acuden a consulta.
Y es importante conocer cómo trabaja el terapeuta al que acudes, pues en función de ello la conceptualización y la duración de la terapia puede variar mucho. La terapia cognitivo-conductual es el modelo de intervención en psicología clínica que cuenta con un mayor aval científico según las Guías de Práctica Clínica (GPC). Encontrarás más información sobre la Terapia Cognitivo-Conductual en esta página.